EL GUATEQUE 1ª parte, un relato de Isabel Barrales
Era el primer sábado de octubre, había empezado el curso, y palabras textuales de mi madre: ISABEL, SE ACABARON LOS GUATEQUES
Sí, sí, aquella tarde habíamos quedado ya en casa de Dejuana y yo no pensaba quedarme sin ir.............. Así es que haciendo caso omiso a Concha ( mi madre), me vestí con un trajecito blanco inmaculado y metiéndole una trola, salí de mi casa. Las últimas palabras que oí de mi madre fueron:
¡¡TEN CUIDADO CON EL VESTIDO, QUE ES EL QUE TIENES QUE PONERTE MAÑANA PARA IR A MISA....................
Acelerando el paso y cambiando de acera, tomé con disimulada rapidez, la esquina frente a la estación de autobuses hasta encontrarme ante el coqueto chalet envuelto de buganvillas. Por fin estaba en el guateque, allí estabamos los de la pandilla; Perico Vasallo, Luis Pavón, Jeromín Cabezas, Manolin Saja, Dejuana, Paco Sánchez, Pepe Prieto, Paco Muñoz, etc......... De chicas: Mª Carmen Soriano, Mª Carmen Hernandez, Chari Espinosa, Ninita Gago, etc..........
Con el tocadiscos sobre la mesa, los discos de vinilo amontonados y los cables de los altavoces colgados de unas puntillas, empezamos el guateque. Mi pareja de baile, Paco Muñoz, y la voz de Hervé Villard brotando de los altavoces nos contaba con tristeza aquello de "Capri c'est finí..........., todo era perfecto.
De repente, noto un golpe en mi cabeza, no entiendo que ha sido, los altavoces permanecían colgados, al llevarme las manos a la cabeza, descubro con estupor que se me llenan de sangre las manos y un punzante dolor casi me lleva al desmayo. Estoicamente aguanto ante todos, para no dar el numeríto y acabar en el suelo. El baile quedó totalmente paralizado y hasta me parece recordar que el tal Hervé, hizo finí pero por su cuenta.
Fuera, en la calle, un grupo de morillos se habían puesto a lanzarnos piedras con la mala fortuna para mi, de alcanzarme una, ocasionándome una herida que sangraba por mi frente. Ya se armó el follón, yo no pensaba nada más en la que se me venía encima con mi madre y en no mancharme el vestido, cosa que no fue posible, era como un mapa, quedó como años mas tardes, los hippies pondrían de moda, o sea a base de manchas estrelladas. Me puse de moda antes de tiempo. El padre de Dejuana me dió unos puntos, mi madre me los daría después, y mientras tanto, los chicos se fueron al campillo de enfrente a matarse con los morillos para lavar semejante afrenta. Aunque a mi lo que me hubiese interesado era lavar el traje antes de volver a casa. Acabada la incursión bélica, aquellos mis caballeros andantes, me acompañaron a casa algunos más "cojeantes" que andantes, ahora tocaba enfrentarme al final de la odisea.
Mi madre sentada charlando junto a otras vecinas en la puerta de Paco Anaya, junto a la Academia Aixelá (menos mal que él no estaba), contemplo al ir acercándome, como sus amigas me miran con cara de extrañeza. -- Concha, ahí viene tu hija con mucha gente -- le dijo alguien que atinó a descubrirme entre todos. Volviendo la cabeza y entre cerrando los ojos me observó por un momento. -- No, esa no es mi hija, ella llevaba un vestido blanco -- contestó mi madre muy segura de lo que decía. Ni os cuento la que me cayó, lo más leve fue la pedrada.
De aquello se enteró todo Larache y hasta parte del extranjero, recuerdo unos turistas que dos meses mas tardes estaban en el Hotel España que desde el balcón me hicieron fotografías. A tanto llegó la cosa, que el cronista de los ecos y pedradas de sociedad del periódico LARACHE (El Chivato) conocido familiarmente por JURELITO, escribió lo siguiente:
Encontrándose en una fiesta unos jóvenes de esta ciudad, fueron agredidos a golpes de piedra por unos desalmados que estaban en la calle, resultando herida la joven Isabel Barrales, que tuvo que ser atendida por el prestigioso Dr. Dejuana. Desde aquí le deseamos una pronta recuperación.
Lástima que no le dijera de paso a mi madre que fuese benévola conmigo...........
No me digáis que no fue toda una pasada.
La segunda parte, que es la batalla que se libró en el campillo de enfrente de lo de mi frente, la dejo que la relate mi buen amigo Paco Muñoz, porque yo lógicamente no estaba para ver nada.
ISABEL BARRALES